Hace poco, durante una sesión con una clienta, me di cuenta de cuánto ha crecido mi capacidad para sostener la presencia y el no juicio en mis presentaciones y conversaciones.

Antes, no te imaginas cuánto me juzgaba mientras presentaba.

En mi cabeza podía escuchar una segunda voz que me decía que estaba haciendo todo mal o que podría hacerlo mucho mejor.

Es muy doloroso cuanto podemos ser duras y controladoras con nosotras mismas.

«El control es la respuesta que generamos para compensar la herida de la insuficiencia», escuche esto en un podcast y me resonó profundamente.

El tema lo expuso un psicólogo que admiro mucho, y si te interesa adentrarte en el tema, AQUÍ te dejo el episodio.

A partir de este aja moment, he elegido darle un espacio intencional a este proceso de pasar del control a la genuina confianza.

Quiero seguir multiplicando mi capacidad de sostener la presencia, el silencio y la diversión en mis presentaciones, conversaciones, conexiones y en mi trabajo en general.

Entonces, ¿De qué formas tangibles elijo seguir moviéndome del control a la genuina confianza?

 Suelto el apego a mi contenido y permito la evolución constante de mis ideas.

 Todos los días hago el ejercicio intencional de bajar mis barreras, urgencias y resistencias, para expandir mi capacidad de ver posibilidades, evidencias y sabiduría.

 Baisss a hacerme “incorrecta”. De mí, para mí: Querida Liz, NO puedes crear cosas grandiosas si te estás haciendo incorrecta.

 Terminó mi día como quiero empezar el siguiente: me desconecto del celular, agradezco a mi cuerpo, me permito auto-regularme y estar para mí.

 Dejo de “escapar” de mí misma en el scroll infinito de Tiktok y en su lugar estoy atenta para sostenerme, quedarme conmigo, auto-regularme y volver a mi centro de formas mucho más saludables tipo: salir a tomar sol, caminar, tomar agua, comer algo rico, frotar mis manos, poner una mano en mi corazón, percibir que necesito…

Cuido mi cuerpo y permito que sea mi brújula